martes, 13 de diciembre de 2011

A los perdidos

De todos los atributos divinos, sólo la omnipotencia de Dios es nombrada en el Símbolo: confesarla tiene un gran alcance para nuestra vida. Creemos que es esa omnipotencia universal, porque Dios, que ha creado todo, rige todo y lo puede todo; es amorosa, porque Dios es nuestro Padre; es misteriosa, porque sólo la fe puede descubrirla cuando "se manifiesta en la debilidad" (2 Co 12,9; cf. 1 Co 1,18).

Lo que tendría que haber sido una especie de relato-diario emocionante sobre grandes aventuras, hazañas de grupo, el consumo de croquetas de bacalao y cerveza superbock, delirantes viajes en taxis, frustraciones en entradas de discoteca y fado, a lo largo de los cinco días de viaje en la ciudad de Lisboa, fue transformándose en mi mente a través de largas esperas en cama en intentos de conciliación del sueño.

Martes 13 de Diciembre de 2011 (1º Aniversario)

Hoy empecé a correr. Aparté la cortina roja teatral con mi mano derecha y eche a correr por caminos cada vez más estrechos, entre una flora pobre repleta de secos arbustos que iban cerrando cada vez más mi camino. Corría. Corría. Corría. Aun pareciendo cada vez más angosto, el camino no llegaba nunca a su fin, así que seguía corriendo. Demasiado sacrificio para mi primer día. Por fin encontré un hueco por donde escapar. Pequeño, no demasiado a tractivo a primera vista, pero resultaba mi única vía de escapatoria.

Introduje la cabeza, cada uno de mis pensamientos que dan forma a mi anatomía única dentro del abanico de posibilidades que otorga el ser humano. Negro, oscuro. Fragmentación cerebral, algún cosquilleo onírico en la zona de la rabadilla. Tele-trasportación.

Allí me planté y en el tablao flamenco me colé. “Muchacho, eres un indisciplinado. No rompas el compás. Los aplausos se dan al final”. “Dejar al muchacho, que es la última noche” dijo Enrique. Que difícil resulta el compás de los fandangos de 12 tiempos. “La fiesta continue, que la vida son dos días y la quiero vivir entera”. Gente de lo más variopinto. Vinieron tangos, farrucos, marianas, coplas, alegrías…y yo perfecto a la ocasión con mi camisa blanca de topos negros y mallas ajustaditas de correr. Vaya la que tienen montada aquí. Así dan gusto las despedidas. Todo parece ser coincidencia y lógico.


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